Todo perdió el sentido
en el momento que la locura
recuperó el significado.
Los sentimientos surgían
como flores deseantes
y ansiosas, hambrientas de primavera.
Las ganas de gritar
aumentaban conforme
más rápido iba girando el mundo.
Diablos que subían al cielo,
Dioses que bajaban al infierno.
Era un baile de almas perdidas.
El mal dejó de ser considerado perverso,
Lo bueno dejó de ser lo adecuado.
La melodía que dominaba nuestras vidas
era un suspiro de voces que aullaban desde nuestro interior
poder salir,
salir y echar a correr.
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